Desde que fue fundado, el CDM ha sido impulsado por su misión de mejorar las condiciones para las personas trabajadoras de bajos salarios en los Estados Unidos. Nuestra historia comienza en 2004, cuando nuestra fundadora y directora ejecutiva Rachel Micah-Jones viajó a México para reunirse con varios de sus clientes en sus comunidades de origen. Trabajando como abogada agrícola en la Florida rural, Micah-Jones había sido testigo del abuso de las personas trabajadoras migrantes en el trabajo y de las poderosas amenazas de represalias que les silenciaban. Estos clientes no fueron la excepción. La primera vez que habló con ellos en un campo de trabajo en Florida, unos meses antes, se sintieron intimidados y mantuvieron silencio. Pero estando en México, contaron sus historias de condiciones de trabajo opresivas, esperando horas para hablar con ella a medida que se desvanecía la luz del día. Fue esta experiencia la que formó la idea del CDM: una organización binacional de defensa de los derechos de las personas trabajadoras migrantes que quitara la frontera como una barrera para la justicia.

En el Día del Trabajo en el 2005, Rachel Micah-Jones, y un equipo pequeño pero extraordinariamente dedicado, abrieron las puertas del CDM en Zacatecas. Desde entonces, nos hemos reunido con más de 38 mil trabajadoras y trabajadores migrantes en México para garantizar que conozcan sus derechos antes de llegar a sus lugares de trabajo en los Estados Unidos. Hemos colaborado con trabajadores y trabajadoras y aliados para recuperar más de 40 millones de dólares en salarios no pagados y para establecer precedentes legales importantes y políticas para proteger a las personas trabajadoras migrantes a lo largo de la corriente migratoria. Hoy, con sede en Ciudad de México y oficinas en Juxtlahuaca, Oaxaca y Baltimore, Maryland, el CDM se ha establecido como un poderoso agente de cambio transnacional.