El 21 de enero de 2021, el Presidente Biden instruyó a la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, analizar la necesidad de publicar una Norma Temporal de Emergencia (ETS, por sus siglas en inglés) para proteger a lxs trabajadorxs durante la pandemia ocasionada por COVID-19 y dar sus recomendaciones para el 15 de marzo de 2021. El 10 de junio, casi tres meses después de lo esperado — y más de un año desde el inicio de la pandemia –, OSHA finalmente publicó un ETS que aplica únicamente a lxs trabajadorxs de la salud.
El Centro de los Derechos del Migrante, Inc (CDM) celebra la protección de nuestrxs trabajadorxs de la salud. Sin embargo, estamos decepcionadxs por la exclusión de la gran mayoría de lxs trabajadorxs, especialmente lxs de primera línea que laboran en otras industrias con altas tasas de infección y mortalidad, donde personas negras, indígenas y latinxs están representadas desproporcionadamente, como es el caso de las industrias procesadoras de proteínas.
No debemos olvidar que la pandemia todavía no está bajo control y que aún está lejos de llegar a su fin. El estancamiento en las tasas de vacunación, el surgimiento de nuevas variantes de COVID-19 y la necesidad de futuras inyecciones de refuerzo indican que la necesidad de establecer medidas de protección ejecutables que cubran a todxs lxs trabajadorxs es de la mayor importancia y tan relevante como siempre.
OSHA debe dar consideración especial a lxs trabajadorxs migrantes con visas temporales H-2A y H2B que trabajan en industrias esenciales y que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad frente a enfermedades y abusos sin una norma de seguridad que les proteja. Hacinamiento en viviendas, transportes congestionados y trabajo en espacios reducidos hacen que lxs trabajadorxs migrantes sean más propensxs a infectarse. Lxs trabajadorxs migrantes no cuentan a menudo con acceso a vacunas en sus comunidades de origen ni con información suficiente sobre su derecho a recibir vacunas o servicios médicos una vez que llegan a los Estados Unidos.
El caso de Maribel Hernández y Reyna Álvarez a quienes CDM apoyó a presentar una denuncia en junio del año pasado, es un duro recordatorio de lo que está en juego para lxs trabajadorxs migrantes. Estas dos mujeres migrantes trabajaban en una planta de langostinos con visas H-2B durante la pandemia causada por COVID-19 y cayeron enfermas junto con alrededor de 100 otrxs trabajadorxs por la falta de medidas de protección. Ambas perdieron sus trabajos, su vivienda y su estatus migratorio por procurar atención médica. Desafortunadamente, OSHA desestimó su denuncia en diciembre de 2020. Ahora, sin contar con un ETS que proteja a lxs trabajadorxs como Maribel y Reyna, se puede esperar que aún más trabajadorxs migrantes y trabajadorxs de industrias procesadoras de proteína terminarán por infectarse de COVID-19 en sus centros de trabajo.
El Departamento de Trabajo (DOL, por sus siglas en inglés) publicó recientemente regulaciones federales para el programa expandido de visas H-2B obligando a empleadores a proveer información a lxs trabajadorxs migrantes sobre su derecho a acceder a vacunas. Sin embargo, esta medida está muy lejos de ser una norma comprensiva de seguridad y salud diseñada para proteger de COVID-19 a todxs lxs trabajadorxs de primera línea dado que muchxs de ellxs trabajan en lugares aislados, no cuentan con medios de transporte y frecuentemente se enfrentan a barreras de lenguaje para comprender la información facilitada.
De manera adicional al ETS, OSHA actualizó la Guía sobre Mitigación y Prevención de la Propagación de COVID-19 en los Centros de Trabajo para el resto de las industrias, pero ésta se queda corta. Estas recomendaciones son extremadamente superficiales con respecto a lxs trabajadorxs migrantes y lxs trabajadorxs en industrias procesadoras de proteína, dos grupos con mayor vulnerabilidad ante el virus. Tristemente la guía no conlleva la fuerza de la ley y no protege a lxs trabajadorxs como lo habría hecho un ETS.
La pandemia causada por el COVID-19 todavía no termina — todxs lxs trabajadorxs tienen el derecho a un ambiente laboral seguro y sano. Al restringir el ETS únicamente a lxs trabajadorxs de la salud, OSHA ha desperdiciado una valiosa oportunidad para proteger a lxs trabajadorxs y salvar vidas.
OSHA perdió el rumbo en su misión al no publicar un ETS comprensivo. Ahora, la agencia debe implementar una norma permanente de enfermedades infecciosas que proteja a todxs lxs trabajadorxs de enfermedades en sus centros de trabajo durante la pandemia y más allá.