Desde fábricas de carne de cerdo en Dakota del Sur hasta plantas avícolas en Maryland, los brotes de COVID-19 amenazan la vida de las y los trabajadores en todo el país. Lo último:las plantas de procesamiento de mariscos en el sur de Estados Unidos ahora también están siendo afectadas.

El mes pasado, Maribel y Reyna, dos trabajadoras con visas H-2B del norte de México, vieron que cerca de 100 de sus compañeras de trabajo se enfermaron con COVID-19 en una planta de langosta en Louisiana. Nos dijeron que incluso cuando comenzó el brote, su empleador no tomó las medidas adecuadas para proteger a las y los trabajadores. Trabajaron codo a codo sin máscaras y vivieron en una casa abarrotada con otros 40 compañeros de trabajo. Maribel y Reyna comenzaron a desarrollar síntomas de COVID-19: tenían problemas para respirar y no podían levantarse de la cama.

Cuando fueron al hospital a buscar tratamiento médico, su empleador las despidió y las denunció a las autoridades de inmigración. Pero ahora, Maribel y Reyna están tomando medidas.

Con el apoyo de nuestro equipo legal, Maribel y Reyna presentaron quejas ante la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA por sus siglas en ingles) y ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB por sus siglas en ingles) argumentando que su empleador tomó represalias contra ellas por defender su derecho a la salud y la seguridad. Junto con ellas y nuestros aliados en Seafood Workers ‘Alliance, un proyecto del Centro de Trabajadores de Nueva Orleans para la Justicia Racial, estamos pidiendo a OSHA que establezca y haga cumplir normas de emergencia en los lugares de empleo por todo el país.

“Estoy hablando porque otras trabajadoras deberían ver que tienen derechos y no deberían quedarse callados cuando vivimos injusticias. Me imagino que muchos otros trabajadores enfrentan condiciones aún peores que nosotras “, compartió Reyna con nosotros.

“Deberíamos poder hablar sobre nuestros derechos en los Estados Unidos para luchar por nuestra salud y bienestar”, dijo Maribel.

Continuaremos responsabilizando a los empleadores y agencias para garantizar que los trabajadores como Maribel y Reyna nunca tengan que arriesgar sus vidas en el trabajo. El poder de las y los trabajadores es más importante que nunca, y también la solidaridad de personas como tú