En este Día Internacional de la Mujer, nuestro equipo honra a las valientes trabajadoras migrantes que defienden su derecho a tener un lugar de trabajo seguro. ¿Pero quiénes son las mujeres dispuestas a hacer sonar el silbato?

Hoy estamos pensando en Mariel, una veterinaria mexicana contratada para trabajar en una granja de cerdos de Oklahoma bajo el programa de visas TN. A su llegada, se dio cuenta de que su trabajo estaría lejos de lo que le habían prometido. Todos los días, soportaba condiciones laborales que ponían en riesgo su seguridad personal.

“Cuando me quejaba por las condiciones inseguras, desde no tener los guantes adecuados hasta no saber que manejaba un tanque con sustancias tóxicas, me decían que debería estar de agradecida de trabajar en los Estados Unidos. Pero yo vine a trabajar con dignidad,” dice Mariel.

Un día, mientras trataba de cumplir con su cuota diaria de castrar 400 cerdos, Mariel sufrió una lesión en la clavícula. Tuvo que esperar 4 horas hasta que llegara la asistencia médica. Cuando regresó al trabajo, se vio obligada a realizar trabajos que empeoraron su condición. A pesar de las solicitudes recurrentes de parte Mariel, la compañía se negó a establecer salvaguardas para protegerla.

Ahora, nuestro equipo legal ha apoyado a Mariel presentando una queja de denunciantes ante la Administración Federal de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA), alegando que su empleador tomó represalias contra ella cuando defendió su derecho a tener un lugar de trabajo seguro.

La seguridad en el lugar de trabajo es un problema apremiante para las y los trabajadores migrantes, que a menudo trabajan en industrias de alto riesgo, con sustancias peligrosas y sin la capacitación o el equipo de protección adecuados. Historias como la de Mariel son demasiado comunes: los empleadores frecuentemente toman represalias cuando las y los trabajadores hablan sobre condiciones inseguras. Las protecciones de las personas denunciantes están existen para alentar a las y los trabajadores como Mariel a defender sus derechos y los de sus colegas.

Mariel está determinada a alzar su voz: “Si permanecemos en silencio, el comportamiento abusivo continuará. Los empleadores necesitan vernos defendiendo nuestros derechos. Si levanto mi voz, puedo evitar que otras personas sufran el mismo abuso que yo enfrenté “.

En el último par de semanas, el CDM ha presentado tres quejas de denunciantes ante OSHA. Esperamos que esto envíe un mensaje: los empleadores no se pueden salir con la suya cuando silencien a las y los trabajadores que luchan por la justicia.

Hoy, honramos a las mujeres que se atreven a hacer sonar el silbato. La valentía de trabajadoras como Mariel energiza nuestra lucha para cambiar el equilibrio de poder.