Sandra y Tatiana trabajaron para la misma familia por separado, en 2016 y 2018. Pero su experiencia fue demasiado similar.

Mientras trabajaban como au pairs en Maryland, Sandra y Tatiana se vieron obligadas a trabajar más allá de las horas y responsabilidades establecidas en su contrato. Sus empleadores limitaron su acceso a la comida, restringieron sus movimientos, las amenazaron con deportarlas y las monitoreaban constantemente a través de una red de cámaras de vigilancia. Sandra y Tatiana llegaron a Maryland endeudadas después de pagar miles de dólares en cuotas del programa.

Hoy, Sandra Peters y Tatiana Cuenca presentaron una demanda contra una pareja de Maryland (su “familia anfitriona) y una agencia patrocinadora por incumplimiento de contrato, trabajo forzoso y trata de personas. El CDM y Kahn, Smith & Collins, P.A. están representando a Sandra y Tatiana en el caso.

Sandra Peters dijo: “Estamos buscando justicia no solo para nosotras sino para todas las otras au pairs que vivieron con esta y otras familias y han sufrido como nosotros. Creo que si las au pairs se enteran de nuestro caso, se armarán de valor y tomarán medidas.”

Hemos visto esto antes. Tergiversado como un “intercambio cultural”, el programa de au pair J-1 expone a miles de personas trabajadoras jóvenes, en su mayoría mujeres, de todo el mundo a la explotación y la trata. En 2017 y 2018, el CDM presionó a la legislatura de Maryland para aumentar las protecciones, pero nos encontramos de frente con el poderoso lobby de au pair que se opuso a las protecciones básicas para estas trabajadoras de cuidado infantil. Ahora, el Departamento de Estado planea reducir aún más las protecciones, negando el acceso a las protecciones estatales de salario mínimo para las au pairs.

El programa de au pair es un programa de trabajo. Estamos luchando junto a Tatiana y Sandra para asegurarnos de que las au pairs tengan protecciones laborales fuertes.